León Ferrari, hasta siempre!!!


Uno de los más importantes y provocadores de los últimos años, cuya extensa obra se centró en la religión, las guerras y la intolerancia, murió hoy a los 92 años en la ciudad de Buenos Aires.
A lo largo de su carrera cosechó el reconocimiento local e internacional, que alcanzó su punto máximo en 2007, cuando fue elegido mejor artista en la Bienal de Arte de Venecia donde se le otorgó el "León de Oro", el mayor galardón de una de las bienales más prestigiosas del mundo.
Su obra originó tantos elogios como críticas y fue expuesta en algunos de los sitios más destacados del mundo, como el MOMA de Nueva York, el Museo Reina Sofía de Madrid, España y en la Pinacoteca do Estado de São Paulo, Brasil.
 Ferrari nació un 3 de septiembre de 1920.

A principios de los años 50 viajó a Italia, donde comenzó a hacer esculturas de cerámica y realizó su primera exhibición individual en Milán, y en 1955 regresó a Argentina, mientras que en los años 59 y 60 realizó tallas en madera y estructuras de alambres, primero entrelazados y luego soldados.
En 1962, durante su segundo viaje a Italia, realizó la primera escritura abstracta, ininteligible, serie que continuó hasta su muerte y que elaboró en distintas variaciones.
Una de sus obras más impactantes la realizó en 1965, para el Premio Di Tella: “La Civilización Occidental y Cristiana”, una escultura que muestra a Cristo Crucificado sobre un avión bombardero estadounidense, que en su momento aludía a la guerra de Vietnam pero que recobra significado a lo largo del tiempo.
A partir de esa muestra, se limitó a hacer algunas obras políticas presentadas en exposiciones colectivas, como “Homenaje a Vietnam” (l966), “Tucumán arde” (1968” y “Malvenido Rockefeller” (1969”, entre otras.
En 1976 recopiló un grupo de noticias sobre la represión de la dictadura militar que publicó con el título de “Nosotros no sabíamos”, frase que una parte de la ciudadanía argentina utilizó frente a las pruebas de la tortura y de los centros de detención.
Ese año, con la instauración del régimen militar de facto, se radicó en San Pablo, y durante su estadía allí se enteró de la desaparición de su hijo Ariel, quien había decidido quedarse en Argentina .
En Brasil, retomó las esculturas metálicas y realizó experiencias con diversas técnicas: fotocopia, arte postal, heliografía, microficha, video-texto y libro de artista, entre otros.
Retomó el tema político-religioso en 1983 con collages e ilustraciones de la Biblia, en los que sumó la iconografía católica, la erótica oriental e imágenes contemporáneas.
A partir de 1985 inició una serie de obras con excrementos de aves y expuso en el MAM de San Pablo una jaula con dos palomas que defecaban sobre una reproducción del “Juicio final” de Miguel Ángel.
Ferrari volvió a vivir en Buenos Aires en 1991, donde continuó con sus críticas al poder de la Iglesia Católica a través de su arte, o haciendo pasteles y dibujos.


En 2004, se expuso en el Centro Cultural Recoleta una retrospectiva de su obra que abarcaba 50 años de producción, y que provocó la ira de grupos ultrareligiosos, protestas en las puertas del centro, la rotura de obras, la clausura y reapertura de la muestra por decisión de la justicia y uno de los más intensos debates en la historia del arte argentino.
El año pasado, entre otras muestras en las que participó, Ferrari presentó en el Malba una selección de 70 obras pertenecientes a las series “Brailles” y “Relecturas de la Biblia”, realizadas a lo largo de tres décadas y hasta entonces sólo parcialmente conocidas.


Fuente: Telam

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