¡¡FELIZ CUMPLE PAPÁ!!
Es impotencia el sentimiento predominante más allá de la tristeza, la angustia y la añoranza lo que tenemos que celebrar cumpleaños con ausencias, contando lo incontable ¿cuantos años cumpliría hoy? Ese condicional espantoso que tiñe el corazón de sombras, de faltas, de frases que no se dijeron y que tanto se necesitan en momentos duros.
Esa mirada que no está esa caricia que se añora. Nos restan suposiciones, ensoñaciones de un presente que no es.
Mi padre falleció en los crudos años de la dictadura, lejos de su familia, lejos de esta mujer, hoy transformada en cronista, su única hija de unos 5 años entonces. Su rostro y nombre esta en mano de instituciones de derechos humanos, junto a una ideal JUSTICIA!
La recompensa más dulce e imposible sería cantarle un feliz cumpleaños, comer torta hasta hastiarnos de crema y dulce de leche, brindar por muchos años más, verlo envejecer, verlo.
Como escribí alguna vez podre ser madre, tía o abuela, pero nunca hija.
El poema de Mario Benedetti, “A Roque” simplifica con su arte muchas cosas que en mi torpe escritura no puedo reflejar:
Llegaste temprano al buen humor
al amor cantado
al amor decantado
llegaste temprano
al ron fraterno
a las revoluciones
cada vez que te arrancaban del mundo
no había calabozo que te viniera bien
asomabas el alma por entre los barrotes
y no bien los barrotes se aflojaban turbados
aprovechabas para librar el cuerpo…
usabas la metáfora ganzúa
para abrir los cerrojos y los odios
con la urgencia inconsolable de quien quiere
regresar al asombro de los libres
le tenías ojeriza a lo prohibido
a las desgarraduras para ínfula y orquesta
al dedo admonitorio de algún colega exento
algún apócrifo buen samaritano
que desde europa te quería enseñar
a ser un buen latinoamericano
le tenías ojeriza a la pureza
porque sabías cómo somos de impuros
cómo mezclamos sueños y vigilia
cómo nos pesan la razón y el riesgo
por suerte eras impuro
evadido de cárceles y cepos
no de responsabilidades y otros goces
impuro como un poeta
que eso eras
además de tantas otras cosas
ahora recorro tramo a tramo
nuestros muchos acuerdos
y también nuestros pocos desacuerdos
y siento que nos quedan diálogos inconclusos
recíprocas preguntas nunca dichas
malentendidos y bienentendidos
que no podremos barajar de nuevo
pero todo vuelve a adquirir su sentido
si recuerdo tus ojos de muchacho
que eran casi un abrazo casi un dogma
el hecho es que llegaste
temprano al buen humor
al amor cantando
al amor decantado
al ron fraterno
a las revoluciones
pero sobre todo llegaste temprano
demasiado temprano
a una muerte que no era la tuya
y que a esta altura no sabrá que hacer
con tanta vida.
KAMCHATKA de Marcelo Figueras
En general cuando termino de leer un libro me genera cierta angustia por acabar algo que me elevo con sus palabras, me abrió una ventana a otra realidad, ficcional o no. Y luego recuerdo con añoranza ese tiempo soñado donde la lectura me llevaba medio libro con promesas de más aventuras y un desenlace que resuelva las incógnitas en un instante. En este caso, estas angustias aparecieron mucho antes, porque sabia que cuanto más cerca estaba el final, más trágica iba a ser la suerte de ese pobre niño que escapa del acecho de la dura dictadura de los años 70 con unos padres idealistas que, lo único que pretenden es una argentina mejor y pasar el mayor tiempo posible junto a sus hijos antes de entregarse por completo a la lucha.
Excelente novela escrita por Marcelo Figueras, sobre la mirada de un niño en los años de la dictadura, lleno de metáforas y comparaciones sobre ausencias, muertes, olvidos, escapes milagrosos y desaparecidos, porque sin decir palabras lo dice todo, encuentra la semejanza inusitada para describir una situación de angustia de espera de ya no ser.
Si bien el autor da por entendido que tuvieron que exiliarse y figura Kanchatka en todo momento, no necesariamente tiene que ser ese el lugar de exilio, sino más bien es el lugar donde resistir, donde refugiarse de los embates duros del tiempo.
Muy emotivo, con reflexiones profundas pero sin caer en el golpe bajo, todo el tiempo maneja lo sutil, lo tierno, lo ingenuo del pensamiento infantil.
Fue llevada al cine por Marcelo Piñeyro y estuvo postulada como candidata a los premios Oscar, en película extranjera.
Datos y Contactos
Kamchatka, de Marcelo Figueras
Editorial Alfaguara 2003
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