Lo sabe un chico de cuatro años, de salita celeste, que ni
siquiera sabe hablar correctamente.
Lo sabe un chico de seis años, que ni
siquiera sabe escribir.
Lo sabe un chico de doce años, que
desconoce todas las materias que le deparará el secundario.
Lo sabe un adolescente de diecisiete años,
aunque sea la edad de las confusiones, la edad en la que nada se sabe con
certeza.
Lo saben sus padres.
Lo saben sus abuelos.
Lo sabe el tutor o encargado.
Lo saben los que no tienen estudios
completos.
Lo sabe el repetidor.
Lo sabe el de mala conducta.
Lo sabe el que falta siempre.
Lo sabe el rateado.
Lo sabe el bochado.
Lo sabe hasta un analfabeto.
No se le pega a un maestro.
No se le puede pegar a un maestro.
A los maestros no se les pega.
Sepan, conozcan, interpreten, subrayen,
comprendan, resalten, razonen, interioricen, incorporen, adquieran, retengan
este concepto, aunque les cueste porque siempre están distraídos, presten
atención y métanselo en la cabeza:
LOS MAESTROS SON SAGRADOS.
Por Mex Urtizberea (extracto)
Para LA NACION 08 de abril de 2007
No hay comentarios:
Publicar un comentario