A 10 AÑOS DE LA CRISIS DE 2001 EN ARGENTINA
Todos recordamos esos días de diciembre de 2001 con angustia, con impacto, con la desazón de no saber que hacer para que se produzca un cambio, algo que nos devuelva la esperanza que nos habían hecho perder, a partir del 2 de diciembre con el mensaje nefasto que había restricciones para retirar depósitos bancarios.
Desde mi experiencia puedo contarles que el día 19 venia desde la ciudad de La Plata hacia Barracas cerca de la hora de la siesta, el tren se iba cargando en el trayecto de personas que decían iban a la plaza a derrocar al ministro Cavallo y al presidente Fernando de la Rúa que tan injustamente habían impuesto una alocada norma restrictiva a los fondos y ahorros de muchos argentinos en medio de una tremenda recesión, ya más cerca del partido de Avellaneda se veía en el horizonte la estela de humo negro cerca de la zona de hipermercados. Un llamado oportuno me advirtió de lo que estaba pasando en la plaza por lo que apenas pude llegar a mi casa me prendí atónita a las imágenes de la televisión, saqueos en diferentes puntos del país, represión en la plaza, gente alborotada por todos lados, noticias de muertos en la zona céntrica de Buenos Aires.
Los gritos angustiantes de los saqueos llegaban a la ventana de mi departamento y no era para menos le habían devastado todo el negocio a un par de mujeres orientales.
La noche aparentemente había traído la calma, en la cena intercambiamos las impresiones cuando ya en la sobremesa escuchamos gritos otra vez, pero ahora se multiplicaban de diferentes puntos, con miedo salimos a la calle y vimos algo que todavía al recordarlo eriza la piel. Gente común, todos autoconvocados que no respondían a banderas políticas, pero con banderas argentinas y cantando estrofas del himno se aunaban en una marcha única contra tanta locura, injusticia y desequilibrio, haciendo sonar sus cacerolas al grito "¡Que se vayan todos!".
Eran los vecinos de nuestro barrio que por primera vez salían con sus ollas a pedir por una Patria que se estaba ahogando, muriéndose en la desesperación en la que había sido sumida por errores políticos y económicos.
Fueron días oscuros en los cuales murieron 39 personas por las fuerzas policiales y de seguridad, incluyendo 9 menores de 18 años. Los saqueos comenzaron el 16 de diciembre. El día 19 Fernando de la Rúa declara el estado de sitio por cadena nacional. En la madrugada del día 20 renuncia el ministro de economía Cavallo y a las 19 horas renuncia de la Rúa, retirándose en un helicóptero de la Casa Rosada. Alrededor de 3 millones de argentinos sumidos en la indigencia. Pero no terminó el derrotero del pueblo ya que en los días subsiguientes asumieron como presidentes Ramón Puerta, Adolfo Rodríguez Saa, Eduardo Camaño y por último Eduardo Duhalde, los cortes de calles continuaron por que el pueblo se sentía defraudado por una dirigencia que no supo entender el mandato que había recibido.
Desde aquellos días hasta estos, diciembre 2011, Argentina ya no es la misma, pero los dirigentes son los mismos, en diferentes cargos y situaciones. Vaya paradoja
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