La coproducción entre Argentina, Suecia y Dinamarca “El
escarabajo de oro”, de Alejo Moguillansky y Fia-Stina Sandlund, se alzó con el
premio a la Mejor Película de la Competencia Argentina del 16º Festival
Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires (Bafici).
“El escarabajo de oro” es una divertida sátira al mundo del
cine independiente y un proyecto que muta hasta convertirse en otro sin
sentido, que tapa una fallida búsqueda de un tesoro, de la mano del autor de
“Castro”, y Linda Fia-Stina Sandlund, una documentalista sueca.
El filme cuenta en el guión con la participación de Mariano
Llinas, autor de la recordada “Historias extraordinarias”, para un relato que
deriva en una delirante road movie que tiene con destino a Misiones.
La película esta basada en el cuento El escarabajo de oro,
de Edgar Allan Poe y también en La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson,
adaptada para la pantalla desde el punto de vista de los piratas, y algunas
líneas de la prosa de Victoria Benedictsson y Leandro N. Alem.
Se trata de una historia muy rica, con muchos matices y
reflexiones juntas, tantas veces difícil de unir en un trabajo. Esta vez se
hizo con éxito y brinda un film tan divertido como interesante. Más allá de ser
una referencia al mismo cine independiente y las coproducciones
internacionales, los realizadores decidieron poner el cuerpo para este trabajo
que trata de la ambición, el feminismo, el colonialismo, hasta el radicalismo
de Leandro N. Alem, presentes y unidos en un universo que de entrada no tiene
nada que ver, parecen unidos a la fuerza, pero queda verosímil al objetivo del
film.
El actor Rafael Spregelburd (quien como la mayoría de los
personajes, se interpreta a sí mismo) se entera por un historiador que hay un tesoro
escondido en un salto de agua en Alem, Misiones, y le comenta a sus amigos para
ir y repartirse todo el oro proveniente de un robo de la época de la colonia en
Brasil. Para llegar allí, necesitan una excusa y deciden utilizar la película
acerca de la feminista sueca Victoria Bennedictsson, por lo tanto cambian
totalmente el argumento del film original, incluyendo a Leandro N. Alem con la
justificación de también haberse suicidado por sus ideales.
La directora sueca (Fia Stina) lucha impotente contra el
equipo de trabajo desde Nueva York, y no puede impedir que los realizadores se
vayan a Misiones hacia la búsqueda del tesoro. En definitiva, el trabajo
demuestra una lucha entre las producciones y la diferencia de pensamientos al
momento de filmar, aunque esta vez en tono delirante y de sátira. Sin embargo,
también termina mostrando la torpeza y la falta de sutileza de varios
personajes que se creen en todo momento que están sacando ventaja del otro,
cuando en realidad, a medida que los hechos se suceden, la historia duplica su
apuesta y nos demuestra que aquel que parece que esta sacando provecho no está
ni cerca de tener éxito en esa búsqueda. Todos los personajes se creen más pícaros
que los demás, pero en realidad nadie es lo suficientemente despierto como para
superar al resto.
Una forma interesante de abordar la viveza criolla, con
participación en off (de la voz) de Victoria Bennedictson y Leandro N Alem, que
un poco tiran la posta del trabajo en sí. Con buena música, atinada para los
fines de la película, “El escarabajo de oro” es un film divertido, profundo y
entretenido que tiene muy merecido su premio en la edición actual del BAFICI 2014.
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