Puedo ir mil veces al Museo de Bellas Artes, una vez por mes o una vez por año para ver una muestra en especial o por que anda de paso...pero siempre, siempre me detenego a la entrada para empezar a degustar y a rendirme a la belleza suprema del arte: el beso de Auguste Rodin.
La fuerza imponente que transmite, la contencion masculina representada, la entrega femenina, la pasión, en definitiva, de los amantes me conmueve.
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